miércoles, 2 de septiembre de 2009

Iba a tomar una caña y me lie...



Pues sí, pues sí...

Así fue. Yo pensaba pasar a tomar unas cañitas con una amiga a la que hacía tiempo que no veía. Casi seis meses. De pronto me vi envuelta en una cena "solo chicas" con otras tres locas más. Una casada de Rodríguez, dos solteras y a lo loco y una espartana con mochila, pintaba rara la noche... Debí sospechar que la cosa se iba a alargar (cosas que se alargan, da mucho juego) cuando vi que aparte de las cervecitas compraban una botella de ron.

Y allí estábamos las cuatro, marujeo va, marujeo viene, cervecita al buche... Luego ron... Yo quería rendirme a las 12 de la noche. Pero, me ofrecieron otro ron... Ya empezaba a sentirme culpable: que si al día siguiente tenía cosas que hacer, que si me han puesto hora en casa. Pero, en el fondo, soy débil... Me tomé otro ron y a la 1:00 acabé metida en el Moloko, un local de música alternativa a no confundir con el Moroko, el local de Alaska. Mucho indie y gafa-pasta... Y yo con la mochila a cuestas... Que iba a tomarme unas cañaaaaas...

De pronto me vi metida en un taxi y en una especie de garito que se llama Independence, creo (para esas horas ya había perdido la noción del espacio y el tiempo). Más gafa-pastas, algún friki majete... Acabé hablando con un tipo de tres metros sobre el carril bici de Sevilla. Solo a mí se me ocurre salir con mochila y tener conversaciones de ese palo con desconocidos...

Al final, salí del local a las 4 de la mañana un tanto "achispada".

En fin, una noche de esas en la que te lo pasas genial sin tenerlo preparado y tres locuelas a las que se les va cogiendo más y más cariño con el tiempo...

Claro, al día siguiente castigada sin salir... Vivir para ver...

1 comentario:

Loulou dijo...

Pues ya te podías haber quedado el viernes que no sabes cómo terminamos.

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